Todo comenzó el año 2010 a la edad de diecinueve años, específicamente a un día martes del mes de Julio. Ese día iba hacer mi primer viaje en avión con destino a la ciudad de Santiago. El avión salía a las cuatro quince de la madrugada, y yo estaba muy nerviosa ya que tenía la idea de que el avión se fuer a caer, por lo que antes de embarcarme fumé demasiados cigarros para los nervios, y además me dieron una pastilla para dormir. Luego de esto me embarque al avión, pero sin sueño y con más nervios aún. Para mí el tiempo pasaba muy lento y segundos más arde me quede dormida y no supe más hasta que desperté y ése fue el problema.
La pastilla habia hecho tanto efecto en mi que luego del aterrizaje, los asistentes del vuelo no podía despertarme. Ellos me contaron que me mecian, y me decian "Señorita, Señorita" de manera muy alta y yo no despertaba. Me contaron que a la media hora de que me estaban tratando de despertar, el piloto habia decidido sacarme en brazos hacia el hall de los trabajadores de vuelo, ya que respiraba normal y no era necesario llamar a emergencias.
Luego, recuerdo que abrí los ojos y estaba acostada en un sillón y mi hermana, a quien yo iba a visitar, estaba al lado mío riendose, ya que cada persona que pasaba al lado mío preguntaba si yo era la niña del vuelo 172 que se había quedado dormida "catatónicamente".
Y ése fue mi primer viaje en avión, el más vergonzoso que pueda existir en la vida; por lo que para vuelos posteriores, ya aprendí que una pastilla para dormir no es la mejor solución a los nervios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario