En la imagen del hermoso bosque de Pichilemu se puede apreciar en primer plano dos árboles de distintos tamaños y colores, uno ubicado al comienzo de la de imagen y el otro en el centro de ella. El primero es de un dulce color verde claro, pero se va haciendo más pálido al momento de alcanzar sus puntas; el segundo posee un color verde obscuro, es más grande y frondoso. Al fondo y a la derecha de la imagen, podemos observar un hermoso cerro de color verde musgo, seguramente producto del pasto que éste tiene sobre él de principio a fin, que crea y hace contraste perfecto de colores con el cielo celeste y sus cálidas, grandes y esponjosas nubes. Y así podemos decender al fondo e izquierda de la imagen, en donde observamos un pasto de un color amarillo con una mezcla de café. Se encuentran diversos pequeños arbustos de distintas tonalidades, jugando con todos los colores verdes y amarillos que la naturaleza nos regala.
Volviendo al centro de la imagen, observamos como la madre naturaleza nos regala un paraíso convertido en bosque, lleno de arbustos, árboles, pasto y espigas que proyectan una hermosura, relajada, cálida y pura capaz de cautivar a cual quier observador.
Es por esto que el paisaje conmovió mi ser y se convirtió en mi lugar favorito.
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